La infame historia de los zoológicos humanos que se mantuvieron abiertos en Europa hasta 1958

Esta es una historia vil. Y de las peores, porque dejó graves secuelas que perviven y se extendió por muchísimos años.

Quizás siglos, dependiendo de por dónde la empieces a contar.

En el hemisferio occidental, podríamos remontarnos al zoológico de Moctezuma, el noveno tlatoani de Tenochtitlan y gobernante de la Triple Alianza azteca.

Según cronistas españoles como Antonio Solís y Rivadeneyra (1610-1686), además de aves, fieras y animales ponzoñosos, tenía «un cuarto donde habitaban los bufones, y otras sabandijas de palacio que servían al entretenimiento del rey: en cuyo número se contaban los monstruos, los enanos, los corcobados, y otros errores de la naturaleza».

La descripción trae a la memoria la tradición de los «espectáculos de monstruos», que se datan al siglo XVI.

Para ese entonces las deformidades físicas ya no se consideraban malos presagios ni se temían como evidencia de malos espíritus, así que las «monstruosidades» médicas se convirtieron en componentes estándar de espectáculos itinerantes.

Pero quizás un precursor más apropiado para lo que seguía ocurriendo más de cuatro siglos después de los primeros viajes de descubrimiento fue la adición que le hizo el cardenal italiano Hipólito de Médici a la colección de animales de su familia.

En medio del Renacimiento italiano, se ufanaba de tener, además de toda clase de bestias exóticas, varios «salvajes» que hablaban más de 20 lenguas, incluidos moros, tártaros, indios, turcos y africanos.

Había dado un paso más en la deshumanización de quienes eran distintos: a la grotesca exhibición de personas nacidas con alguna alteración física añadió la posesión de humanos de otras tierras cuya apariencia y costumbres eran diferentes a las europeas.

La cúspide de ese tipo de deshumanización, sin embargo, llegaría cientos de años después, cuando las sociedades occidentales desarrollaron un apetito por exhibir «especímenes» humanos exóticos que eran enviados a París, New York, Londres o Berlín para el interés y el deleite de la multitud.

Lo que comenzó como una curiosidad por parte de los observadores se convirtió en una pseudociencia macabra a mediados del siglo XIX, con los investigadores buscando evidencia física para su teoría de las razas.

Millones de personas visitaron los «zoológicos humanos» creados como parte de las grandes ferias comerciales internacionales.

En ellas podían ver aldeas enteras con habitantes traídos de lugares lejanos y pagados para representar danzas de guerra o rituales religiosos ante sus amos coloniales.

Así se fue creando un sentido del «otro» con respecto a los pueblos extranjeros, que ayudó a legitimar su dominación.

Lo exótico
Es posible que en un principio haya sido relativamente inocente: un encuentro con lo desconocido y una curiosidad, quizás hasta mutua.

En 1774, un polinesio llamado Mai u Omai llegó a Inglaterra con el capitán James Cook y fue presentado por el naturalista Joseph Banks en la corte del rey Jorge III, que cayó rendida a sus pies.

Era «ingenioso, encantador y astuto», como dice Richard Holmes en «La era de las maravillas».

«Su belleza exótica… era muy admirada en la sociedad, especialmente entre las damas aristocráticas más atrevidas».

¿Pero era un invitado o un espécimen?

Si había lugar para la ambigüedad en los primeros días, esta desapareció con las nuevas certezas de la época colonial.

El emblema más triste de la era venidera fue la sudafricana Saartjie Baartman, conocida como la «Venus Hotentote».

Nacida alrededor de 1780, fue llevada a Londres en 1810 y mostrada en ferias en Europa, para la delicia de los espectadores.

Su gran atractivo eran sus nalgas pues, en una época en la que los grandes traseros estaban de moda, las de ella eran, desde el punto de vista europeo, exhuberantes.

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-63206214

Un impresionante mosaico con imágenes de la guerra de Troya y amazonas sale a la luz en Siria

El hallazgo se ha registrado en Rastán, una ciudad cerca de Homs. La obra está casi completa, cubre 120 metros cuadrados y se ha datado en el siglo IV d.C.

Un impresionante mosaico romano con escenas de la guerra de Troya e imágenes de las guerreras amazonas, datado en el siglo IV d.C., ha sido descubierto en la ciudad siria de Rastán, una pequeña localidad situada al norte de Homs, la antigua Emesa. Según la Dirección General de Antigüedades y Museos, se trata del hallazgo arqueológico más importante de la última década, concretamente desde que estalló la guerra en 2011.

Con una extensión de unos 120 metros cuadrados, el mosaico, casi completo, formaba parte de una estructura desconocida hasta el momento. «No podemos identificar el tipo de edificio, si es un baño público u otra cosa, porque todavía no hemos concluido las excavaciones», ha explicado Humam Saad, director asociado de los trabajos arqueológicos, a la agencia The Associated Press.

El gran estado de conservación de las teselas y sus colores ha permitido identificar a los protagonistas del mosaico, cuyos nombres aparecen escritos en griego. Como ha explicado en sus redes sociales Néstor F. Marqués, el arqueólogo y divulgador especializado en la Antigua Roma, en el círculo central están representados Herakles (Hércules) e Hipólita, la reina de las amazonas, a quien, según la mitología griega, el héroe tuvo que dar muerte durante sus doce trabajos.

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Jasenko Đorđević convierte las minas de los lápices en imposibles esculturas en miniatura.

Paradójicamente, hay talentos que son tan inmensos que tienen cabida en los sitios más ínfimos.

Los lápices son la herramienta y el vehículo más conocido para empezar esas obras de arte que han hecho famosos y famosas a innumerables pintores y pintoras a lo largo de la historia. Pero para el artista bosnio Jasenko Đorđević, los lápices no son el vehículo para desarrollar su arte, son el soporte.

Sus intrincadas e imposibles esculturas de mina de lápiz están detalladas y toman forma en el frágil núcleo de grafito que hay en la punta. Atraído por el arte a pequeña escala desde que era niño, Đorđević experimentó con una variedad de medios antes de decidirse por la mina de lápiz.

Inspirándose en las miniaturas del artista Dalton Ghetti, pionero en esta forma de arte, Jasenko ha desarrollado un estilo propio que ha conseguido y perfeccionado a través de mucho ensayo y error.

«Desde que tengo memoria, siempre he mostrado interés por el arte, especialmente por las miniaturas. En preescolar y primaria tuve mis primeros encuentros con el dibujo y las formas, y ya entonces mis dibujos eran muy pequeños en comparación con el papel».

El artista confiesa que cuando empezó a interesarse por esta disciplina artítstica, Ghetti era el único que hacía estas esculturas y que, después de que él también se animara, otros artistas comenzaron a hacer lo mismo.

Su inspiración va desde el pop arto la naturaleza y obras famosas en el mundo de la arquitectura, hasta reproducciones de obras de arte conocidas. Aunque sus primeras piezas eran sencillas, hoy en día son mucho más complejas y requieren determinación.

Su proceso comienza con un boceto de cómo se supone que debe verse en el lápiz. En segundo lugar, estima cuáles son los puntos débiles de la escultura, los lugares donde podría romperse fácilmente.

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La misión secreta que España envió a la guerra de Vietnam.

Un libro recupera la historia del medio centenar de sanitarios españoles que prestaron ayuda humanitaria en Go Cong entre 1966 y 1971, en los años más duros del conflicto.

El telegrama confidencial del gobierno de Franco también había llegado a la II Brigada Paracaidista en la primavera de 1966. Ramón Gutiérrez de Terán descubrió su contenido al entrar a la enfermería para una revisión de la mano que se había fracturado dos meses atrás durante unas maniobras. «Tengo un escrito que solicita voluntarios para una misión en Vietnam, buscan médicos y practicantes», le dijo el jefe de Sanidad de la base militar de Alcalá de Henares. «Debo responder sin demora a este condenado requerimiento».

El militar, hijo de un comandante fusilado en Paracuellos, formado en la Academia de Sanidad Militar y destinado durante cinco años en el Sáhara Occidental, aceptó enrolarse en la incierta aventura —no se explicitaba ni la zona de actuación ni la duración ni el cometido, y apenas se dio a conocer públicamente mediante una escueta nota de prensa— tras vacilar unos instantes. Aunque la directiva interna reclamaba un equipo de catorce oficiales médicos y suboficiales sanitarios, solo doce respondieron a la llamada. Los «Doce de la Fama», como se les conocería más tarde.

La historia de la Misión Sanitaria Española de Ayuda a Vietnam del Sur —la primera empresa humanitaria desarrollada por el Ejército español en el exterior—, formada en total por medio centenar de españoles que actuaron en la provincia de Go Cong, en pleno delta del Mekong, entre 1966 y 1971, los años más duros de la contienda, la recupera Andrés López-Covarrubias en el libro Good Morning Go Cong. El académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo utiliza la biografía de Gutiérrez de Terán, el voluntario que más tiempo estuvo en la selva vietnamita —tres años y seis meses, con un breve regreso a España entremedias—, como eje vertebrador de la experiencia extrema de estos sanitarios.

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Adiós a William Klein, el fotógrafo que mejor supo retratar la crudeza y la belleza de la calle.

Sin florituras, con gran acierto y una mirada visionaria, clara y feroz. Así es el legado que nos deja el también pintor y cineasta, fallecido a los 96 años en París.

“El verdadero fotógrafo tiene ojo, cerebro e intención”. Y al autor de esta frase no le faltaba ninguna de estas características. William Klein nos deja a los 96 años tras una prolífica carrera artística en la que destaca su papel en el mundo de la fotografía, disciplina en la que cambió las reglas del juego para siempre.

Klein está considerado como uno de los cronistas gráficos más relevantes de la Historia, el pionero de la fotografía urbana y humana tal y como la conocemos.

Comenzó capturando a su libre manera con tan solo 25 años en la revista Vogue. Nueva York era el zoo por el que se paseaba y el lugar donde encontraba a los protagonistas de sus imágenes, la vida urbana era la protagonista y Klein se encargaba de ponerle ese toque sarcástico y certero con el que ya ha pasado al recuerdo.

Siempre adelantado a su tiempo, sacó antes que nadie a las modelos de la publicación a la calle y las colocó en entornos por donde el resto de los mortales discurría a diario en su insulsa rutina. Una efigie en frente de una barbería. Una diosa esperando en fila en el kiosko.

Los aspectos formales de su fotografía reforzaban la dureza y la verdad de sus imágenes. Claroscuros, granulados, sombras y volúmenes que se entremezclaban entre sí y se hacían indistinguibles. Un aspecto manchado, sucio, violento, que no pierde la extravagancia. La ciudad misma.

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Isabel I y Victoria: la historia de las otras dos reinas que marcaron época como monarcas británicas.

En la larga historia de Inglaterra, más tarde de Reino Unido, ha habido un total de 61 monarcas y apenas siete han sido mujeres.

De hecho, muchas listas mencionan solo seis, pues a una de ellas, Juana Grey o Juana I, le quitaron la corona nueve días después de ponérsela.

Quien se la arrebató fue otra mujer: María I, la única hija de Enrique VIII con Catalina de Aragón, a quien sus opositores apodaron «María la Sanguinaria».

María I tuvo que redefinir la monarquía, aprobando leyes que aclararan que su poder y derechos eran iguales a los de sus predecesores masculinos.

Reinó durante cinco años, pero si sus súbditos aún no se habían acostumbrado a que su monarca fuera mujer, tendrían 45 años más para hacerlo, pues le sucedió su media hermana Isabel I, quien famosamente declaró:

«Sé que tengo el cuerpo de una mujer débil y frágil, pero tengo el corazón y el estómago de un rey, más aún, de un rey de Inglaterra».

86 años después de su muerte, María II ciñó la corona.

Había llegado de la República de los Siete Países Bajos Unidos después de que el Parlamento la invitara junto con su esposo Guillermo a invadir Inglaterra y tomar el trono como los únicos gobernantes conjuntos en la historia británica.

Su reinado sentó las bases para las Actas de Unión que unieron a Inglaterra y Escocia y convirtieron a su sucesora y hermana Ana en la primera soberana de Gran Bretaña en 1707.

Desde ese momento todos los monarcas posteriores gobernaron Inglaterra, Gales y Escocia, y algunas islas del Canal, en lugar de solo Inglaterra.

Irlanda fue incluida en 1801, cuando se creó el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, y en 1921 se restringió a Irlanda del Norte.

Ninguno de esos monarcas fue mujer hasta 1837, cuando a los 18 años de edad Victoria empezó su reinado de 63 años y 216 días, un récord solo superado por la más reciente de las reinas de esta historia, su tataranieta Isabel II, quien reinó por 70 años y 214 días.

Pero entre esas mujeres, que sirvieron no solo como jefas del Estado sino también del ejército británico y actuaron como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, hay dos que destacan.

Más que eso: sobresalen entre todos los 61 monarcas británicos.

Tanto que hay debates sobre cuál de las dos es más grandiosa, algo que no ocurre con los Jorges o Eduardos y demás.

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-62908448

Funeral de Isabel II: dónde fue enterrada la reina (y cuáles son otros monarcas que están sepultados allí)

Tras viajar más de 500 kilómetros y recibir los respetos de cerca de 100 jefes de Estado de todo el mundo y de cientos de miles de personas que hicieron una fila que superó las 15 horas de espera, los restos mortales de la reina Isabel II llegaron este lunes a su destino final: la capilla en memoria del rey Jorge VI, en el castillo de Windsor.

En este pequeño espacio reposan ya los restos del padre de Isabel II, el rey Jorge VI, así como su madre, Elizabeth Bowes -más conocida como la Reina Madre-, y su hermana Margarita. Y está ubicado al lado de la famosa capilla real de San Jorge, el lugar donde se concentra el mayor número de miembros de la realeza sepultados en Reino Unido.

A este pequeño recinto también serán trasladados los restos del príncipe consorte Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II por más de 73 años y fallecido en abril de 2021.

Los restos de Felipe habían sido depositados en la llamada bóveda real de la capilla San Jorge y ahora serán reubicados para que reposen junto a su esposa.

La capilla en memoria de Jorge VI, que funciona como un anexo, se construyó en 1969 por orden de Isabel II, con la idea de que allí descansaran no solo los restos de sus padres, sino también los suyos y los del príncipe Felipe.

El lugar tiene un grabado dorado con la imagen del padre de Isabel II y, en el piso, una placa oscura con letras doradas donde están los nombres de Jorge VI y la Reina Madre y los años de nacimiento y fallecimiento correspondientes.

Pero la reina Isabel II no solo estará rodeada de su familia, sino también de toda la historia que contiene el lugar aledaño a su lugar de descanso: la capilla real de San Jorge.

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-62948537

Cómo la Segunda Guerra Mundial forjó el carácter de Isabel II

El 3 de septiembre de 1939 a las 6 de la tarde, el rey Jorge VI de Inglaterra tuvo que enfrentar sus temores.

Estaba por primera vez frente a los micrófonos de la BBC, a punto de dirigirse en vivo a todos sus «súbditos, tanto en la patria como en ultramar» -como diría-, algo que, para alguien famosamente tímido y tartamudo era, de por sí, un reto.

Sin embargo, lo más grave era que ese día, a esa hora «quizás la más fatídica de nuestra historia», el mensaje que debía enviar a todos los rincones del Imperio británico era nefasto.

«Por segunda vez en la vida de la mayoría de nosotros estamos en guerra», expresó.

«Nos han forzado a un conflicto, junto a nuestros aliados tenemos que hacer frente a un principio que, si prevaleciera, sería fatal para cualquier orden civilizado en el mundo», declaró.

Y advirtió: «La tarea será dura. Puede haber días oscuros por delante y la guerra ya no se limita al campo de batalla».

Efectivamente. Mientras que la Primera Guerra Mundial se había combatido principalmente en Europa continental, una nueva era de guerra aérea implicaba que los pueblos y ciudades británicos se habían convertido objetivos de los alemanes.

La mera posibilidad de que los nazis pudieran matar a la familia real con las bombas que lanzaban desde el aire era escalofriante, por lo que asesores, políticos y amigos les recomendaron huir a otro país o buscar refugio, como lo habían hecho otros monarcas europeos.

El rey se negó rotundamente a irse del país; no quiso siquiera dejar Londres.

Si él insistía en quedarse, entonces, al menos, su familia debía estar a salvo.

La reina dejó muy clara su opinión: «Las niñas no se irán a menos que yo lo haga. Yo no me iré a menos que lo haga su padre, y el rey no dejará el país bajo ninguna circunstancia».

Las niñas eran, por supuesto, las princesas Isabel (después reina, nacida en 1926) y Margarita (1930).

Peligro real
En la mañana del 13 de septiembre de 1940, una semana después del inicio del Blitz (como se conoce a los bombardeos sostenidos de la Alemania nazi sobre Reino Unido), un bombardero alemán, escondiéndose en las nubes, voló deliberadamente bajo sobre la capital y arrojó cinco bombas de alto explosivo sobre el Palacio de Buckingham.

Jorge VI y su esposa, Isabel, estaban tomando el té.

Cuando escucharon el «inconfundible zumbido» del avión, salieron corriendo para esquivar la explosión.

Dos bombas cayeron a pocos metros de donde la pareja había estado sentada, una tercera destruyó la capilla y el resto abrió profundos cráteres en el frente del edificio.

No fue la primera ni la última vez que el palacio fue atacado durante la Segunda Guerra Mundial: hubo otros dos ataques esa semana, y en total nueve impactos directos en cinco años. Pero ese fue el momento en que corrieron más peligro.

Y quizás también en el que fue más evidente que compartían algunas de las tribulaciones de sus subditos bombardeados.

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-62852706

El oscuro castillo que los nazis quisieron convertir en el «centro del mundo»

Entre los alrededor de 20.000 palacios y castillos que hay en Alemania, el de Wewelsburg es el único triangular. Y esa no es la única razón por la que se distingue de los demás.

El inusual castillo que se alza en lo alto de una roca que domina el valle de Alme fue construido en el siglo XVII para los príncipes obispos de Paderborn. Pero fue su arrendatario en la década de 1930 quien lo hizo aún más notorio.

Se trataba nada menos que Heinrich Himmler, el Reichsführer de las Schutzstaffel (SS), es decir el líder de máximo rango de la organización paramilitar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler en la Alemania nazi.

Himmler firmó un contrato de arrendamiento de 100 años pues «quería tener un castillo donde pudiera reunirse con sus más altos líderes de las SS», le explica Kristen John-Stuke, directora Kreismuseum Wewelsburg a BBC Reel.

Su idea era transformarlo en un centro clave de ideología, consolidar el estatus de élite de las SS en la sociedad alemana y garantizar que la organización mantuviera su pureza y valores compartidos. En 1935, su nombre oficial pasó a ser «Escuela Wewelsburg SS».

Y después de la Segunda Guerra Mundial surgieron muchos mitos sobre este lugar que alimentaron, y siguen alimentando, teorías de conspiración.

Misticismo
El Partido Nazi creía en la superioridad de la llamada raza aria (o «sangre alemana»).

Muchos líderes nazis destacados citaban la mitología y leyendas para respaldar sus planes de dominación mundial.

Himmler mismo estaba fascinado con el misticismo y el ocultismo, y vinculósu interés con su filosofía racista, encontrando «pruebas» de la superioridad racial aria y de los países nórdicos desde la antigüedad.

Llegó a imaginar una nueva religión estatal pseudopagana basada en una visión idealizada de la cultura caballeresca alemana y la pureza racial aria.

Las SS iban a ser la vanguardia ideológica de esta nueva fe y el instrumento para adoctrinar a los alemanes en ella.

Y el castillo de Wewelsburg iba a desempeñar un papel central en muchos de los festivales, rituales y las ceremonias que creó, como aquellas en las que se casaban los oficiales de las SS y se ‘bautizaban’ sus hijos.

Es por eso que los rumores sobre el castillo son muchos, pero eso no quiere decir que sean ciertos.

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https://www.bbc.com/mundo/noticias-62640781

El quetzal, ave sagrada de mayas y aztecas.

En la antigua Mesoamérica existían cazadores profesionales que capturaban vivos a los quetzales para comercializar su bello plumaje, con el que se elaboraban espléndidos tocados.

el quetzal es una de las aves más hermosas del continente americano y un pájaro sagrado para todas las culturas mesoamericanas, porque en este animal se funden el cielo y la tierra. El quetzal no posee la envergadura del cóndor andino ni la potencia del águila, pero su belleza le hizo objeto de deseo entre la nobleza mesoamericana, y la iridiscencia de sus plumas alimentó mitos y dioses. El quetzal, según fray Bernardino de Sahagún, cronista español del siglo XVI, «tiene plumas muy ricas y de diversos colores; el pico agudo y amarillo, y […] un tocado en la cabeza, de pluma, como cresta de gallo […]. Las plumas que crían en la cola se llaman quezalli [y] son muy verdes y resplandecientes […] y toda la espalda tiene las plumas verdes muy resplandecientes».

Cuando la neblina de los tupidos bosques se levanta, con suerte se puede observar a estas aves alimentándose de aguacates silvestres o realizando maniobras de cortejo, dejando en el cielo coloridas estelas de plumas. Fue tal vez en ese mágico instante cuando los antiguos mesoamericanos quedaron hechizados y vieron en esta ave la reencarnación de uno de sus dioses más antiguos: Quetzalcóatl para los aztecas o Kukulkán para los mayas.

La serpiente emplumada era el dios protector que sacrificó su sangre por los hombres, para darles la vida, regalarles la agricultura, el fuego y la escritura. Este dios benévolo sufrió tentaciones y cayó en desgracia. Desapareció en el cielo como estrella matutina –el planeta Venus– y prometió regresar algún día por el Este.

LAS PLUMAS MÁS DESEADAS
Desde el principio de los tiempos, los pueblos originarios de Mesoamérica (la región cultural que comprende México y América Central) sucumbieron a la belleza de esta ave prodigiosa, cuyos machos están provistos de cuatro plumas caudales de 90 centímetros de largo.Con estas largas plumas se confeccionaban penachos exclusivos para las élites mesoamericanas: reyes, sacerdotes y guerreros lucieron estos tocados, e incluso la palabra «quetzal» formó parte de los nombres de algunos gobernantes, como Quetzal Jaguar I (K’uk Balam), fundador de la dinastía de Palenque. El tráfico de estas plumas originó un comercio de lujo controlado por los pochtecas o comerciantes de larga distancia, y de su elaboración se encargaron los amantecas, unos artesanos especializados en confeccionar elementos con plumas. Los quetzales eran tan preciados que cazarlos sin permiso se pagaba con la vida.

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https://historia.nationalgeographic.com.es/a/quetzal-ave-sagrada-mayas-y-aztecas_13337