En los libros de historia, Juana Grey —más conocida como Lady Jane— es recordada como una víctima inocente del despiadado juego de poder de su propia familia.
La joven de solo 16 años —que ha sido descrita como alguien precozmente inteligente y como una de las mujeres más cultas de su tiempo— no logró sobreponerse a la ambición de sus más cercanos y, después de un breve período de 9 días reinando Inglaterra, terminó encarcelada y ejecutada en 1554.
Su trágica historia ha pasado desapercibida dentro de la compleja trama de la dinastía Tudor, uno de los períodos históricos más populares de la literatura y la leyenda inglesa.
¿Quién fue esta joven conocida como la «reina de los 9 días»? Y ¿quiénes estuvieron detrás de la seguidilla de engaños que terminaron con su sorpresivo ajusticiamiento?
Los hijos de Enrique VIII
Para entender la historia de Lady Jane hay que remontarse al reinado de Enrique VIII, el segundo monarca de la dinastía Tudor, que lideró Inglaterra entre 1509 y 1547.
Recién coronado, Enrique VIII se casó con Catalina de Aragón, quien después de un aborto y la muerte de un hijo recién nacido, dio a luz a una niña, llamada María.
Pero el rey quería un hombre para que lo sucediera en el cargo. Y cuando quedó claro que Catalina no podría tener más hijos, su paciencia se agotó y decidió divorciarse.
Esto lo llevó a una serie de desaveniencias con la Iglesia Católica hasta que en 1533 se terminó por quebrar su relación con Roma.
Sin quererlo, y aunque siempre se consideró católico, Enrique VIII había desencadenado una revolución religiosa que le abría paso al evangelismo protestante.
Tras divorciarse de Catalina de Aragón, y después de un corto matrimonio con Ana Bolena (con quien también tuvo una hija, Isabel), Enrique VIII se casó con Juana Seymour quien, por fin, le dio un hijo hombre: Eduardo.
El reinado y muerte de Eduardo VI
En enero de 1547, Enrique VIII murió.
Su sucesor, Eduardo (quien pasó a llamarse Eduardo VI), tenía solo 9 años.
Por lo mismo, no podía ejercer por sí solo el poder, y se creó un consejo de regencia formado por dieciséis miembros y liderado por el «Lord protector» Edward Seymour, Duque de Somerset.
La regencia de Seymour aprovechó de realizar una serie de reformas, entre ellas, la de la Iglesia. Así, Eduardo VI se convirtió en el primer gobernante inglés protestante.
Las implacables y detalladas instrucciones que dejó Enrique VIII de Inglaterra para la decapitación de Ana Bolena
Un par de años más tarde, Seymour sería reemplazado por John Dudley, conde de Warwick (y luego duque de Northumberland). Su llegada desató la persecución del catolicismo en Inglaterra; a los disidentes, incluso, se les encarceló y quemó en la hoguera.
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